lunes, 16 de mayo de 2011
Hoy, Dios me ha enviado una carta
Y dice así:
"Hola, Vicente.
Hoy es Lunes de Mierda.
Firmado: Dios"
Recapitulemos, esta vez siendo un poco más realistas:
13:00 - Duermo apaciblemente, como cada Lunes de Mierda, ya que los lunes (no me preguntéis por qué, que lo cuento siempre y hoy no estoy de humor), no tengo que ir a clase.
13:12 - Suena el teléfono de mi casa de forma estridente, como si quisiera despertarme. Lo consigue.
13:12 - Me giro en la cama, estiro el brazo buscando el inalámbrico. Suena, pero no puedo descolgar la llamada. (Tengo que aclarar, que el hijo de puta de mi inalámbrico, normalmente no se descarga por completo. En realidad se descarga la batería lo justo, como para que suene y vayas a por él, pero no sea capaz de descolgar la llamada. Entonces te jodes, y echas a correr hacia el salón, a coger el fijo).
13:13 - Abro la puerta de mi habitación desesperadamente, y salgo en calzoncillos, despeinado y descalzo. De repente y por culpa de la torpeza propia del que se levanta a la una de la tarde un Lunes, me tropiezo con la canaleta que hay en el rodapiés de la esquina de mi pasillo.
¿Recordáis como duele el típico golpe que te das con la mesita del salón por la noche a tientas? Pues imagina que en lugar de ir andando y darle suavecito a la pata de la mesa, vas corriendo.
Sí, efectivamente. Es como si en vez de tropezar, le daras una patada, directamente. Pues si una patada que se da de pie puede ser fuerte, imaginado una patada que se da a la carrera.
A partir de aquí, todo ha sido muy absurdo. Me he puesto a gritar, claro. Pero como un verdadero hombre, eso sí. ¿Recordáis en las películas malas de acción, cuando un extra es ensartado por una espada y se desploma con un bramido inverosímil? Pues así es como he llegado, a duras penas, a coger el teléfono.
Era mi novia.
"Hola cariñooo, ¿Qué tal?"
La llamada en realidad no ha ido mal, hasta que hemos pasado del primer minuto. En ese punto ya no he podido aguantar más, y me he derrumbado. He tenido que confesarle todo. Después de llorar un poco, he tenido que colgar porque no se me entendía nada.
Resulta, que lo primero que me ha pasado hoy, Lunes de Mierda, es que me he desgarrado un trocito pequeñito del dedo meñique.
Sí, señores. Os estoy diciendo que le he metido una patada a la pared. Así soy yo los Lunes: Gilipollas.
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Pensaba que el cortecito no era profundo, y que era más el susto y los nervios. Pero han pasado 2 horas desde el siniestro, y me sigue sangrando.
En cuanto pulse "Publicar entrada", saldré hacia Practiser para que me lo venden, me lo cosan, o me ingerten algo de piel de la oreja.
Ya os contaré, esta noche (si sigo vivo para entonces).
Para los más morbosos, tranquilos que habrá fotos.
Perdonad que no haya actualizado en 2 semanas, pero es que a veces en que a uno, sencillamente, no le pasa nada.
Un beso, a tod@s Leer más...
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Mi pobre dedo
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