martes, 11 de enero de 2011

Hoy, he conocido a otro inepto (PARTE II)

Hacía tiempo que no hablaba sobre los ineptos, sobre sus andanzas y más hilarantes características (PARTE I).

En este caso, vengo a hablaros sobre un nuevo descubrimiento. Hay ineptos más allá de la informática. Nos los podemos encontrar en nuestro día a día, camuflados tras una barra de bar, o a nuestro lado, comprando el pan.

Yo particularmente, tuve el placer de descubrir dos de ellos durante mi rutina, comprando.

¿Os acordáis de la pitillera de la que hablé hace algún tiempo? Pues es superchula. Pero el tema es que quien me la vendió es un inepto que te cagas de amplio galardón.

 
Entré en el estanco y me acerqué al dependiente, un señor mayor bastante apavado, que decimos por aquí (lento, espeso, carente de reflejos, para entendernos). Ni que decir tiene que me costó como 4 intentos hacerle comprender que le preguntaba por las pitilleras que lían tabaco.

A día de hoy, no encuentro en la conversación que mantuvimos, el detalle que a aquel hombre le supuso tal confusión:

Yo: -Hola, muy buenas. Quería preguntar si aquí tienen pitilleras de esas que, aparte de para llevar tabaco de liar, sirven para liártelo ahí mismo.

Estanquero apavado: -¿Cómo?

[INCISO: Cómo me revienta esa pregunta, sobre todo si he sido suficientemente claro. Es como cuando te preguntan por la hora, y dices "las tres". "¿Las tres?" "Sí, las tres".]

-Sí, pitilleras para llevar el tabaco de liar, y que con ellas puedes liarlo tú mismo.

-¿Cómo dices?- Dijo mientras acercaba su coronilla hacia mi, haciendo un gesto entre "no te oigo" y "no te entiendo".

-PITILLERAS PARA LLEVAR TABACO DE LIAR, Y LIARLO CON LA PITILLERA, OIGA.

-Lo siento, es que no sé muy bien a qué te refieres.

En ese momento, la otra dependienta, viendo mi cara de indignación, se acercó al estanquero apavado, y se lo aclaró:

Dependienta: -Se refiere a esas pitilleras de metal, que dentro llevan para liar tabaco.

-¡AAAAaaaah! Claro, bueno hombre. Espera un segundo.

Claro, cómo no se me había ocurrido antes -pensé-. Me faltó especificar que la quería de metal, y no de madera. Maldita sea...
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En otra ocasión, entré a otro estanco para preguntar por piedras para el mechero, que se me habían gastado:

Yo: -Hola, buenas. Quería saber si tienen piedras para el mechero...

Dependiente (también un señor mayor): -¿Qué mechero?

-El mío propio.

-¿Pero cómo funciona?

-Pues... Con gas... Y piedra, pero me falta la piedra.

-Pero... ¿Es Clipper o Zippor?

[INCISO: Se dice Zippo, no Zippor...]

-Clipper.

-Ah, espera un segundo.- Se pone a rebuscar por los cajones, estantes y vitrinas del mostrador, mientras comenta para sí mismo expresiones del tipo "Dónde estaba...", "Dónde me lo han metido..", "Cagontó..."(me cago en todo, en cartagenero), etc.-

1 minuto y medio después...

-Disculpe señor, es que he visto que tiene las piedras en la vitrina de al lado de la puerta.

-No, no... Si yo tenía por aquí...

Gracias a Dios, otra dependienta le indicó dónde estaban las piedras (había colocado un rato antes, varios botecillos en su bolsillo de la camisa), y me las pudo ofrecer finalmente. No sin antes tirarse un buen rato para sacarme UNA piedra, y pedirme 10 centimos.

Le miré a la cara fijamente, pensando que se trataba de una broma, cuando le había pedido "piedras", en general, y sabiendo cuánto valía una.

Después de pensármelo un rato, le di un euro, cogí el bote entero, y salí de aquel estanco sin perder un segundo.

Y allí dejé al hombre, con un euro en el mostrador, una piedra de mechero en la mano, y la misma expresión de "Buenos días, me acabo de levantar" en la cara que cuando entré en el estanco.
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A fin de cuentas, los ineptos son pequeños destellos de anti-monotonía que, aunque nos desquicien en el momento, nos divierten bastante cuando les recordamos, con su ingenuidad y su expresión en el rostro, como de diciendo "lo siento, ahora mismo me pillas que no sé ni en qué día vivo".

De vez en cuando, me encanta sentarme a recordar los mejores momentos que me han dado estas personas. Personas que, cuando les ves el rostro, piensas "Anda que vaya caraja que llevas encima, amigo".

Con todo el cariño del mundo, este artículo va para ellos, y para vosotros.

Hablando de todo un poco: ¿Alguna vez os ha pasado algo por el estilo? ¿Conocéis a alguien que sea dado a vivir en los mundo de yupi?

¡Animaos, y contadme vuestras experiencias más cercanas!

Un saludo a todos, desde mi cuarto. ¡¡Espero volver a hablaros pronto!!     :)

7 comentarios:

  1. Si, un tal Santi amigo mio y que tu mismo conociste en su dia jejeje gordito e inocentón (de aquellos tiempos de gimnasio) tal vez no te acuerdes

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  2. Sí, lo recuerdo.

    Para los lectores, que no le conozcan, era por entonces un niño regordete, bajito y poco avispado. Solía acompañarnos en nuestras salidas con bici por el monte.

    Cada una de esas salidas era como una especie de apuesta, para ver qué le sucedía al pobre ese día.

    A veces los frenos, a veces las ruedas... Siempre le pasaba algo.

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  3. Personas así te las encuentras muy a menudo... yo pienso que al final son las que hacen que los días sean distintos, que tengas algo que contar, compartir y reir... que es muy sano. Me encantan tus comentarios ¡Bien!. Un beso

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  4. hola sobrino, estamos muertos de risa por tu comentario de los inectos(TONTOLABAS)el padrino y yo

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  5. Anónimo: Gracias a los ineptos, todos hemos tenido alguna vez algo que contar al llegar a casa. Son parte de la sal de la rutina. Me encantan, jeje.

    Inés: Jajaja, me sé de otra persona, que también se ha pasado la tarde de risas en su trabajo, dando vueltas por esta página :) Un placer darles un kit kat con humor de vez en cuando. :)

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  6. Mmmmmm...Este otoño subí en el autobús de línea y "piqué" dos veces la tarjeta sin querer.
    Como fue sin querer, pensé que el conductor del autobús iba a tener un poco de consideración conmigo...así que me decidí a preguntarle que si me podía devolver una moneda de 50 céntimos, a lo que el respondió:

    -NNNNÓ!- Secamente.

    Cuando se me quitó la cara de póker,pensé que lo más justo era dejar pasar a otra persona al autobús sin pagar, así que me puse al lado de la puerta y a cada persona que entraba yo le decía:
    -Oye, disculpa, no tienes que pagar. Es que me he equivocado y he pasado la tarjeta dos veces! Así que este viaje te invito yo (sonrisa).
    Me miraban con cara extraña y al momento siguiente pasaban su tarjeta,pasando de mí como de la mierda. (Joder, yo oigo "invito yo" y no me lo pienso dos veces!)

    Esto se repitió así como unas cinco o seis veces que el autobús se paró para recoger gente. Al final, una parada antes de que yo me bajara, entró un hombre que me hizo caso. Pasó, escuchó atentamente mi propuesta y se sentó sin pagar...mi hermano,que iba conmigo en el autobús me dijo:
    -Con lo tonta que es la gente, ya verás que en cuanto nos bajemos pasa su tarjeta.

    Pues efectivamente.


    ¡Que vivan las situaciones ineptas colectivas!

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  7. Isa, la próxima vez verás cómo cambia la cosa, si al principio de tu frase, les dices "Sexo gratis", y ya el resto.

    PD: Gracias por tu artículo (:

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