lunes, 28 de febrero de 2011

Hoy, doy clases de música


¿Qué tal? ¿Cómo os ha ido todo este tiempo?
Creo que he dejado pasar casi... ¿Tres semanas? desde la última publicación, que no está nada mal.

No son precisamente unas vacaciones, pero sirve para refrescarse un poco del día a día. Al final, uno se queda sin historias, y la monotonía se va comiendo la mesa por el centro.

De todas las cosas que tengo para contaros, empiezo no por la más importante, pero sí por la -para mí- más interesante, y es que por causas y casualidades de la vida, le estoy dando clases de guitarra a un chaval de 16 años.



Esto ante todo, me halaga. Porque realmente, yo no soy profesor de música, ni soy yo quien se ha ofrecido. Me halaga, porque él (que es amigo de mi hermana), en algún momento me ha escuchado tocar desde el pasillo de mi casa, a hurtadillas. Le ha gustado lo que ha oído, y se ha preguntado si podría aprender alguna parte de todo lo -mucho o poco- que sé, a cambio de una compensación económica no lucrativa.


Y no es que fuera mi sueño ser profesor de guitarra, pero me hace ilusión la idea de que un chaval pueda ir correteando por ahí, tocando esto y aquello, y que en el fondo, parte de la culpa de que sepa hacer lo que haya aprendido, sea mía.

Me gusta, porque yo, a la edad de 12 años, sabía y tenía muy claro que lo que yo quería hacer era tocar la guitarra. Hoy por hoy sé que nunca será de manera profesional, y que jamás me ganaré la vida con ello. Pero a los 12 años, yo era un enano estúpido y soñador (y además estaba gordo), y me alegro de ello. Por aquel entonces, yo no sabía nada. Ahora tampoco, pero antes muchísimo menos.

Y fue precisamente eso lo que hizo que por un rato que duró un par de años, me olvidara de lo que realmente tenía que hacer. Hice un ligero paréntesis, me dediqué a aprender el instrumento como si no hubiera otra cosa, y después seguí estudiando para adulto.

Gracias a la guitarra, conocí a un buen grupo de gente, y empecé a dibujar las primeras pinceladas de lo que soy ahora por dentro. Seguí conociendo a gente, fueron buenos tiempos. Entonces tenía amigos de verdad, de esos que sólo se tienen a los 12 o a los 40 años: Amigos de esos, que pase lo que pase, saben que irían hasta la última contigo, a tu lado.

Fueron tiempos buenos, tiempos difíciles en casa, pero buenos tiempos. Tiempos que tuve que aprender a torear a golpe de púa y rasgueo. Las 6 cuerdas en madera de roble han sido durante muchísimas horas mi mejor sedante. Gracias a la guitarra, he podido empezar a escribir, a crear. A sentarme en el recreo con mis amigos, y contarles qué tenía por dentro sin abrir la boca.

Gracias a la guitarra, le he podido decir a un par de personas lo que siento por ellas. Y gracias a eso, también, me he dado cuenta de que sólo una de las dos me ha mirado siempre a los ojos cuando se lo decía. Muchas de mis canciones, tienen nombre y apellidos. Ir de frente es importante, pero mirar a los ojos mientras se siente lo es todo.

La música ha sido mi apoyo desde los 12 años. Ahora, es parte de mí. Si sintiera la necesidad de tatuarme algo, estoy seguro de que la música tendría su rincón en esa calcomanía permanente de mi hombro.

Por eso, me hace tanta ilusión que aquello por lo que yo he cogido en parte tantas fuerzas para sobrellevar un poco todo, sea lo mismo que un pequeño zagal quiera aprender. Está claro que para él nunca va a significar lo mismo que para mí, pero me gusta pensar que es esa esencia aquello de lo que se quiere empapar alguien.
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Siento haber dejado crecer tanta hierba. De verdad, ya estoy escribiendo cosas.

A veces, la inspiración se toma unos días.

Como he dicho al principio del artículo, tengo más cosas que contaros, así que podéis volver a pasar sin miedo, que habrá cosas nuevas.

Un saludo desde la silla de mi cuarto, nos vemos pronto.   (:
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martes, 8 de febrero de 2011

Hoy, no me entendí con un inepto (PARTE III)

Ya expliqué hace bastante tiempo en qué consistía un inepto(PARTE I), y volví, tras un tiempo, a cruzarme con un par de buenos especímenes(PARTE II).


Ayer tuve la tremenda suerte de cruzarme con otro individuo parecido. Lo que pasa es que no era extravagante, peculiar, inusual, o simplemente raro. Lejos de ser chistoso como hace meses el chino de enfrente de mi casa fuera, anoche se convirtió en la peor de mis pesadillas.

Hace tiempo, algunas de mis más sonadas anécdotas las protagonizaba ese señor, desde su más profunda ignorancia. Para introduciros un poco, tengo que decir que cuando el chino de en frente de mi casa (a partir de ahora simplemente "el chino", para diferenciarlo del resto de chinos que hay en Cartagena, que no deben ser más de 900) se enroló en el trepidante viaje del comercio asiático en España (ese arte de la compra en Mercadona y reventa en local propio), su diccionario de términos españoles no debía andar muy alejado del número 4.

Concretamente, esas eran las palabras que escuchaba si me acercaba a por un litro de cerveza, por ejemplo:

YO: ¿Cuánto vale la cerveza?
CHINO: Así, servesa, sí. Uno singüenda, sí.
Jóder chino... ¿Y la de lata?
Sí, uno singüenda, sí.
Ostia estás que lo tiras, ¿eh?. Bueno, ¿y el Red Bull?
Aah, servesa, sí. Uno singüenda. Sí.


Mi novia acabó, por un tiempo, decidiendo quedarse fuera esperando cada vez que tenía que comprar algo ahí. Y no entiendo por qué. A fin de cuentas, esa gente no debe saber que en nuestra cultura es de buen gusto partirnos el culo exageradamente y to fuerte (a toda voz, para los de fuera de Cartagena) mientras hablamos con otra persona.

El asunto es que después de un tiempo sin divertirme a costa del chino (bastante, desde que su mujer aprendió lenguaje gestual y él 6 palabras más), ha vuelto a superarse.

Su hijo sabe español al uso tan bien, que a veces te piensas que casi ha aprendido. Pero por desgracia y por ser el hombre de la casa (aquí sólo me voy a reír yo, pero tendríais que ver la pinta de enjuto y escuálido tiene el pobre limón chino), en muchas ocasiones se encuentra sólo en la tienda. Generalmente por la noche, que es cuando suelo bajar a saludar.

Mejor os transcribo la conversación, y juzgad por vosotros mismos. Os aseguro que es completamente real:

YO: Hola. ¿Tienes boli negro? (Él es como Google, hay que hablarle, con cuantas menos palabras mejor)
CHINO: ¿Ah?

"MAL, VICENTE. Muy mal." (Eso pensé, ya que cuando el chino no responde, sino que emite un monosílabo sin sentido con matiz de pregunta, es mala señal: No ha entendido ni el saludo)

YO: Que si tienes bolígrafos.
CHINO: No... Biligrafa... aaaah... ¿Oh?

En este punto, todavía se podía considerar que hasta el momento había perdido el tiempo. Lo mejor es que había una chica sirviéndose golosinas varias, que ya había dejado de hacer loquequiera que estaba haciendo.

YO: Mira, chino. Así, para escribir. (Me saqué mi boli imaginario del bolsillo y me pinté un garabato invisible en la palma de la mano)
CHINO: Así así, estudia sí. (Mientras soltaba la frase que menos venía a cuento, estaba guiándome hasta los portaminas)
YO: No no, pero negro. Que pinte negro.

Entonces me llevó de vuelta al mostrador, mientras decía:

CHINO: Aaah, sí, pinta ahora sí.
Entonces me sacó un cuaderno suyo y un boli de propaganda que tenía por ahí. Los puso sobre el mostrador, me miró, y no hizo nada más. ¿Os acordáis de la chica que estaba a las golosinas? Ahora estaba a mi lado. Era ya una expectadora consagrada de la situación. Lo cierto es que ella me recordaba a mi novia. Por lo de reírse sin pudor, y eso. Bueno pero la cosa seguía:

YO: No, a ver. De "pinta pinta" nada, chino. Que quiero un boli negro, coño. ¿Es que eres el único chino que no vende boligrafos bic, joder?
CHINO: Sí, aaah... Pinta sí.


Maldita sea, ¿De verdad pensaba el limón chino ese esmirriao (esmirriado, para los de fuera de Cartagena) que había decidido salir de mi casa y bajar a su tienda, para escribirle "Culo" o cualquier otra tontería en su cuaderno, e irme?

YO: Mierda, tío. Si es que no me entiendes. Qué cruz, oye, qué cruz de tío.   Entonces me tendió el bolígrafo, y dijo:
CHINO: Toma, sí, ah... No pasa nada, sí.
YO: No, "toma" no, "ten". Se dice "ten". Mira: "Ten". (Y le devolví su boli) Hala, me voy al chino David (el de la siguiente esquina), que sabe español que te cagas. Eso lo has entendido, ¿No? Pues ale, hasta otra, chino. Que no me sé ni tu nombre, chino.

Y mientras bajaba la rampa de la puerta de la tienda, sabía que yo era el vencedor de la situación, porque la chica casi no podía parar de reír.

Entré en la tienda del chino David con miedo, en tensión. Pero en menos de un minuto estaba en la calle despachado, con 3 bolígrafos marca Forcel en el bolsillo (de los buenos, señora). No era lo que había pedido, pero daba igual: Ya podía escribir en color negro.
__________________________________________________________________ Llevo un tiempo sin escribir en el blog. Pero me he propuesto sacar tiempo y volver a publicar algo como mínimo un par de veces por semana, a ver qué pasa.

Como véis, los ineptos realmente nos rodean, y eso es bueno, porque trae dinero. No por nada, sino porque a las cinco historias sobre ineptos, me hago un guión y me presento en Paramount Comedy con un monólogo. Seguro que me pagarían antes que mi jefe, el de cuando trabajé de actor, que todavía no me ha pagado los casi 300€ que me debe.

Espero que hayáis disfrutado leyendo esto tanto o más que yo ayer viviéndolo. En serio, desde mi más sincera ironía.

Os dejo con la pregunta de esta semana, que viene muy a cuento: ¿Alguna vez te ha pasado algo similar con algún dependiente asiático? ¿Has tenido situaciones embarazosas con extranjeros a quienes no entendías? (EDITADO: Extranjero era con jota, con dos cojones)

Contadme algo, que aquí voy a estar para escucharlo.

Un abrazo muy fuerte, y nos vemos mañana, por aquí más o menos.

Un saludo (:

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miércoles, 2 de febrero de 2011

Hoy, he publicado algo en el blog

Después de una semana de completa inactividad, me digno a escribir algo para una web de renombre y desbordada en cuanto a visitas como es la mía.


Qué deciros, sino que llevo unos días vagueando, pasándome a revisar comentarios, pero como quien no quiere la cosa, como si no fuera mía la página.


De todas formas, cada día, en algún momento en concreto (generalmente en el baño, sentado y apretando los dientes), me acuerdo del blog, y me prometo que escribiré algo para no caer en la dejadez. "Quizás mi primer un artículo desternillante. Quizá una tontería cualquiera que hace relleno, para no variar y perder costumbre".

Una de las cosas que han hecho que me desganara a la hora de escribir, ha sido la última publicación. Me resultó muy dura de redactar, y me trajo un largo trabajo.


Fue tanta tarea, que cada vez que me ponía con algo nuevo, me sentía como el hombre al que hace unos días vi pisar una mierda tremenda de una manera de lo más cómica y exagerada, delante mía, mientras decía "Osstia puta, vaya mierda", justo después de oír el característico "Chof". En realidad no, pero quería contarlo y no encuentro manera.

Hoy es distinto, me he propuesto seriamente sentarme aquí delante tuya, y no parar de teclear hasta que llene un bloc de notas con lo que leas mañana por la mañana, o bien hasta que me canse y apague el PC.
Tengo que contaros (y así sigo con mi faceta de blog-diario), que ayer me llegaron a casa las notas de la primera evaluación.
Sí, llegaron ayer. Las notas las mandan por Correos, y así va Correos.

¿Sabías que...?

* ...Sólo hay una empresa con más vagos por metro cuadrado que en una manifestación de funcionarios, y es Correos?


* ...Las empleadas de Correos no tienen huevos a decir "La cartera" cuando llaman al fonoporta?

* ...Correos depende por completo del mercado del carrito de la compra?

* ...Si después de leer por sexta vez "Correos" lo sacas de contexto, se te escapa una carcajada y un pedo?

* ...Al lado de un banco de semen en Murcia, hay una oficina de Correos, y su cartel lo tienen en la fachada del citado banco?

* ¿Sabías por qué el color de los uniformes, carteles, logotipos, bicicletas, motos, carritos de la compra y buzones de correos es el amarillo? ¿No? Pues te jodes, porque yo tampoco.

Después de este paréntesis que he hecho porque me sale de los huevos sin querer, continúo con el tema de las notas.

Me las mandaron a casa antes de navidad, y llegaron ayer. Lo gracioso no es que lleguen tarde, sino que lleguen tarde, con un error de imprenta que a simple vista hace creer que estoy suspenso, y con una mancha de algo pequeño, marrón y pegajoso, que parece mierda, y huele a mierda.
En realidad la carta no está manchada, pero he pensado que hubiera sido una buena anécdota que contar.

Tengo una pequeña lista de cosas interesantes de las que quiero hablaros, y tenéis la suerte de que empiece por la más interesante de todas:

Hoy, he comido arroz tres delicias.

Pero como se me hace tarde, y tengo mil cosas que hacer aún, si os parece, sigo mañana con lo siguiente.

Que paséis buen Miércoles, y aprovechad que es primero de mes para ir al banco y comprobar si habéis cobrado. Al contrario que yo, que con este van 8 meses sin cobrar lo de cuando hice de pirata, jugando a ser actor.
Si véis a mi jefe, decidle que me pague, que ya es hora.

Con esto y un bizcocho, una mierda de refrán.
Gracias por pasar, leer y saludar a todos. Un abrazo!! (:
PD: En otro momento comunicaré algo acerca de lo de las votaciones que hicimos.
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